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Mostrando entradas de junio, 2011

Solsticio de verano

El verano ha llegado con la sombrilla cargada al hombro, el hielo rebosando en el congelador y la sintonía machacona de unos grandes almacenes que promocionan sus ofertas de viajes -“El ve-ra-ni-to, el ve-ra-ni-to…”- con los acordes de un tema popularizado por un personaje mítico de las vacaciones: Georgie Dann. La imagen inconfundible del cantante -con su pelo negro, su camisa hawaiana y sus coreografías repetidas en verbenas- forma parte del paisaje del verano y se asocia a otros personajes habituales de las playas: el chico de color que ofrece caftanes a 6 euros; el padre que no soporta el calor y espera a su familia tomando cervezas en el chiringuito; la chica explosiva que sale a cámara lenta del mar consciente de ser el centro de todas las miradas; la señora con pamela que da instrucciones por teléfono a su asistenta; los niños que construyen castillos; la matriarca de un clan cargada de bocadillos, tortillas y sandía; los adolescentes que ríen en grupo, las abuelas que se mojan

Mujer gitana sobre fondo gris

Su presencia resultaba extraña en el escenario moderno y experimental de Matadero: una mujer gitana de mediana edad, de figura oronda y pelo negrísimo como su falda y su camisa de lentejuelas, permanecía en silencio sobre las tablas mientras el bailaor ejecutaba coreografías impredecibles. El espectáculo prometía fusión de flamenco y danza contemporánea: en ciertos momentos sorprendía y en muchos otros desconcertaba. Demasiado esfuerzo por resultar original. Demasiadas piruetas, demasiadas situaciones absurdas. Ninguna historia. Demasiado frío. Afortunadamente, cuando el público ya comenzaba a impacientarse, un foco de luz iluminó a la cantaora, que sin ningún acompañamiento musical, completamente desarmada, llenó su pecho de aire, cerró los ojos y comenzó su actuación sobre el escenario. Su voz salía con fuerza y se extendía por el auditorio como una sábana invisible, cálida y envolvente. Cantaba al desamor con profundidad y fuerza, con una sinceridad descarnada, rota y dolorida. “Nue

Tormenta

Tormenta: cortinas de agua, calles desiertas, pies que saltan sobre los charcos.

Siesta

Siesta: cuerpo en una tumbona mecido por su propio peso, reloj detenido, descanso apacible. Relax.

Infancia

Infancia: letras recién aprendidas sobre un cuaderno, cuentos que preceden a la hora de dormir. Derecho a equivocarse. Deber de aprender. Todavía.