Conquistar tiempo

Una semana más tachada en rojo en el calendario y una reflexión realista y sincera: no he visto a esos amigos con los que intento quedar desde hace un mes, no he respondido el correo electrónico del compañero de Universidad que me contactó hace semanas a través de Facebook, ni he conseguido matricularme en el curso de fotografía que sueño con realizar desde principios de año.


El tiempo pasa demasiado deprisa, dejando poco espacio para las relaciones, el ocio y las aficiones. Los días se esfuman con rapidez, aunque tal vez no sea el tiempo, sino nosotros mismos, los que vamos demasiado deprisa, subidos en un tren que circula a toda máquina y que apenas se detiene para repostar combustible y seguir con presteza la marcha.

Cada vez estoy más convencida de que el éxito personal tiene que ver con la conquista del tiempo necesario para hacer las cosas que verdaderamente nos gustan y nos hacen más felices. En una sociedad de ordenadores portátiles y blackberries, vidas familiares que comienzan a partir de las 10 de la noche y cuellos doloridos por el estrés, los verdaderos privilegiados son los que encuentran el equilibrio entre sus obligaciones y sus pasiones, entre el tiempo que dedican a sus deberes y el que saben que necesitan dedicarse.

La conquista de tiempo es un ejercicio de inteligencia y voluntad.

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