La fuerza de una imagen

Enseñó al mundo las caras tiznadas de carbón de los niños mineros, las miradas inseguras de los inmigrantes polacos que llegaban a Ellis Island con maletas atadas con cuerdas y las hileras de ropa tendidas al sol de los barrios desfavorecidos de Manhattan a principios del siglo XX. Sus imágenes suenan a sirenas de barco, a palabras pronunciadas en un inglés con acento extranjero, a máquinas accionadas por niños que no tienen más remedio que trabajar. En las fotografías de Lewis Hine hay páginas llenas de historias, ambientes cargados de sensaciones, sabores, olores. Ruido. Inquietud. Conciencia de que los episodios que rescata no deberían haber pasado nunca, conciencia y denuncia del sufrimiento ajeno.

El poder del artista es tremendo: su mano invisible atrapa al espectador y le introduce en el escenario de cada fotografía. ¿Cómo empezarías una nueva vida en otro país con poco dinero y sin conocer el idioma? ¿Qué sentirías al ver a tu hijo descalzo vendiendo periódicos por la calle? ¿Cómo soportarías el frío de un invierno en Nueva York en un cuarto sin calefacción y las paredes desconchadas por la humedad? La fuerza extraordinaria del arte es su capacidad para generar sentimientos y preguntas en los espectadores, un doble objetivo que se cumple en la colección de fotografías de Lewis Hine que la Fundación Mapfre expone hasta el próximo 29 de abril. Si no tienes oportunidad de visitar la muestra, te sugiero que busques sus obras en Internet. Sus fotos son retazos de historias vibrantes y extraordinariamente humanas.

Comentarios

  1. Intentaré pasarme por la exposición, en la Fundación Mapfre suelen programar muestras interesantes.

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