Sin vergüenza

Actúa con la severidad de un dedo que señala, acusa y condena. Provoca rubor en las mejillas y extiende una mancha negra en la autoestima de quien la padece. La vergüenza es un sentimiento tóxico, una forma sutil de miedo que mina a las personas con el efecto corrosivo de la lejía. Si tuviéramos menos vergüenza a mostrarnos como somos en realidad, a actuar sin que nos frenara la amenaza de equivocarnos, seríamos mucho más auténticos y espontáneos.

La vergüenza es el producto de un juicio múltiple: de los padres, los profesores, los amigos, la pareja, la familia política, los jefes, los clientes, los vecinos…

Demasiadas opiniones. Demasiadas expectativas. Demasiado ruido.

La vergüenza es un gran enemigo de la libertad.

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