Castañas asadas
El otoño llega de un día para otro: no importa lo que diga el calendario, ni los anuncios de temporada de los grandes almacenes. El otoño comienza en las esquinas donde se instalan los puestos de castañas asadas y una señora mayor mueve con destreza una olla sobre un brasero ardiente. “¡¡¡Castañaaaaaaaas, castañas calentitas!!”. El pregón de los castañeros, repetido con las mismas palabras año tras año, sobrevive al paisaje cambiante de las ciudades y a las idas y venidas de sus vecinos. -“Te pongo dos de regalo”-, anuncian con una sonrisa mientras cierran un cartucho de papel y devuelven el cambio con unos dedos ennegrecidos por el carbón.
La única diferencia es que este año hay que tomarse las castañas en pantalón corto y con un tinto de verano de acompañamiento.
ResponderEliminar¿Quién me ha robado el mes de octubre?
Intuyo que el cambio climático... ;-)
ResponderEliminarGracias Estefania por abrir la caja de los recuerdos y regalarnos esta estampa otoñal!!!!
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