Escrito en el respaldo de un sillón de autobús
Siempre me ha llamado la atención
las palabras e inscripciones escritas furtivamente en los bancos de las plazas,
en los troncos de los árboles y en lugares insospechados de ciertos espacios
públicos. Dejando a un lado los mensajes-protesta o los que hacen alarde de la
potencialidad de ciertas partes del cuerpo (con números de teléfono móvil
incluidos, un clásico de las puertas de los aseos públicos), me resulta curioso
descubrir la fuerza que desprenden las palabras escritas a corazón abierto, en un
momento de pasión y vulnerabilidad.
Me pasó hace unos días cuando
viajaba en un autobús público de Palermo. Nos dirigíamos hacia el Palacio Real,
un edificio que alberga una de las joyas mejor custodiadas de la ciudad: la
capilla Palatina. Mientras observaba las fachadas de las iglesias, los escaparates
de las tiendas y las entradas angostas de las calles que íbamos dejando atrás,
me tropecé con esta frase escrita en uno de los sillones del autobús: “La mia
felicità dipende da te” (“Mi felicidad depende de ti”). Imaginé al posible
autor de la frase y me solidaricé con su grito completamente entregado, síntoma
inequívoco de un incipiente primer amor, con su oleaje violento de sentimientos
y deseos.
Dice un proverbio árabe que hay
tres cosas imposibles de esconder: el dinero, el amor y un hombre montado en un
camello. El amor delata a quien lo siente. El brillo en la mirada, la sonrisa
permanente en el rostro o la frase escrita en el sillón de un autobús. El amor
habla por sí solo. Deberíamos escucharle con más frecuencia.
Enhorabuena por este post, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Silvia, un abrazo.
ResponderEliminarPrecioso artículo.
ResponderEliminarJo, ¡qué bonito! :)