Be water, my friend

La fuerza de las rutinas es tan fuerte que nos pasamos el
día encadenando tareas, solucionando imprevistos, saltando olas. Y cuando acabamos
la jornada estamos tan cansados que lo que más nos apetece es irnos a descansar.
Por eso idealizamos tantos las vacaciones: en medio de la batalla diaria, emergen
como una isla paradisíaca en medio del océano. En nuestra mente se dibujan horas
de sueño, plácidos días de playa, conversaciones distendidas… Aunque después la
realidad se encargue de pinchar la burbuja poniendo colas en las barras de los
chiringuitos, salpicones de arena de alguien que pasa corriendo mientras tomamos
el sol y alguna que otra visita a Urgencias con los niños (no falla).
Nos pasamos la vida saltando olas, sí. Por eso conviene
salir de la marea de vez en cuando, tomar oxígeno y contemplar la realidad
desde lejos. Y no solo durante las vacaciones: vale para todo el año. Las obligaciones
y las rutinas siempre estarán ahí, pero no son los únicos elementos que hay en
el paisaje. También hay momentos de diversión en familia, risas, personas extraordinarias,
proyectos nuevos, sitios por descubrir, momentos de ocio… Todo tiene su
espacio, pero hay que saber concedérselo. Descubramos el camino más fácil para
entrar y salir de la marea.
Be water, my friend.
Mejor descripción imposible!!! Mucho talento en este post!!
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
EliminarEnhorabuena por el escrito. Dejar de saltar las olas de vez en cuando y entrar y salir del agua! Que imagen más bonita para la vida. Gracias Estefanía. Jazmín
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