Carrera de obstáculos

Seguro que en algún momento tú también has tenido la misma sensación: hay ocasiones en las que, por mucho que te esfuerces en conseguir un objetivo, todo parece ponerse en contra. Los imprevistos se multiplican, las puertas se cierran y el ánimo de los que están alrededor crea una atmósfera pesada, como si la sola idea de seguir adelante agotara de antemano todas las reservas de energía. En esos momentos, en los que todavía intentas que la situación se pueda resolver, te sientes como un corredor que no para de saltar obstáculos que se agrandan y se reproducen a medida que te acercas a la meta.

Un cliente que no para de poner objeciones a un contrato; una cena familiar en la que los reproches van de un lado a otro de la mesa como la bola de una partida de ping-pong; un viaje en el que la lluvia o la torpeza de un tour operador boicotea un fin de semana de vacaciones… Las carreras de obstáculos son difíciles y desalentadoras. Por eso conviene recordar que nadie nos impide hacer un alto en el camino, buscar un poco de ayuda y mirar la situación con distancia y sentido del humor. No estamos sujetos a un cronómetro y, en ocasiones, hay más de una calle en el circuito para llegar a la línea de meta. Las consecuencias no tienen que ser tan desastrosas como prevemos, ni los resultados tan decisivos. Los corredores expertos lo saben: los obstáculos se hacen más grandes cuando les das demasiada importancia.

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