Heridas de guerra

-“Miren este mapa”-, nos indicó Anita, nuestra guía turística, a la entrada del centro histórico de Dubrovnik. -“Las marcas negras señalan los lugares que fueron alcanzados por las bombas durante la guerra hace diez años; las señales rojas, los sitios que fueron incendiados. Gran parte de los monumentos que vamos a ver a continuación han sido reconstruidos. Poco a poco nos vamos recuperando”.

La mirada de Anita tenía el mismo aspecto que la ciudad: luminosa en el fondo y herida en la superficie. Los edificios guardan memoria de las balas con orificios en la piedra. Las palabras de los supervivientes conservan trozos de metralla y zonas de sombra, retales de historias que necesitan ser reconstruidos con paciencia y voluntad de mirar sólo hacia delante. Dubrovnik es una ciudad que ha perdido, pero que lucha con todas sus fuerzas por recomponerse. Por eso es tan agradable pasear por sus calles y descubrir rincones llenos de plantas, flores, colores y alegría.

Dubrovnik es una ciudad hermosa con la piel arañada.

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